miércoles, 15 de diciembre de 2010

Entrevista a Rosa Montero.

-¿Qué supone hoy en día tener una columna en la última de El País?

Un privilegio de la pera. El espacio mediático es lo más caro que hay en el mundo, todo el mundo mata por tener uno. Se hace de todo por tener uno y yo tengo un espacio privilegiado. Me siento en deuda por ello. Los medios de comunicación son un espejo en las sociedades democráticas de la vida real, de la sociedad, pero así como los espejos no recogen todo, los medios de comunicación tampoco. Entonces hay situaciones y gente que no llega a ser visible nunca. Yo creo que hay que tener una especial predisposición, un especial oído y una especial atención para llegar a esos susurros sociales, a esa gente a la que le cuesta llegar a los medios de comunicación. Es algo que intento mantener. Siento cierta responsabilidad hacia ellos.


Puedes leer toda la entrevista aquí

jueves, 2 de diciembre de 2010

¿Quién teme a Ana María Matute?

Todo sobre el Premio Cervantes a Ana María Matute, aquí.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Ser Grande

Pincha aquí para ver mi artículo, titulado Ser Grande, sobre Almudena Grandes, con fotos de Pablo Álvarez.

lunes, 18 de enero de 2010

Miguel Hernández (100 años para el epígono del 27)

En 2010 se cumple el centenario del nacimiento de uno de los grandes poetas españoles del siglo XX. Sin embargo, lejos de grandes homenajes y recordatorios, el año de su aniversario estuvo a punto de convertirse en una batalla por sus derechos de autor que, lejos del manto protector de su viuda, se convirtieron en disputa para los ayuntamientos de Elche y de su pueblo natal, Orihuela.

No hace falta ser ningún experto para saber quién era de verdad Miguel Hernández, solamente basta con leer los títulos de sus obras o sus poemas. Viento del pueblo, El hombre acecha, Oda a la higuera, Aceituneros o Campesino de España. Miguel Hernández fue un poeta del pueblo, porque del pueblo era, fue un poeta por y para la gente y la naturaleza, ante todo, porque fue persona y pastor de cabras.

No se tiene constancia en ninguna Iglesia ni Ayuntamiento del acta que da parte del nacimiento de Miguel Hernández Gilabert, pero los más apuntan que nació en Orihuela, un pueblo de la provincia de Alicante muy cercano a Murcia. Su padre “ no fue un hombre tierno” como apunta Concha Zardoya en su biografía sobre el poeta, oponiéndose siempre a la vocación de su hijo. Parece ser que le propinaba golpes que intentaba evitar la madre. En este ambiente no poco hostil, en su tierra del alma, creció el poeta, rodeado de campo y de cabras, imitando los silbos del aire.

Es esa tierra y no otra, la que pisó él con sus cabras, la misma que hoy es campo de batalla. De una batalla más silenciosa y más ladina que la que él vivió en su carne, más callada que la que le metió en la cárcel, donde no le mataron pero le dejaron morir.

La batalla que hasta hace poco asoló los campos de su Orihuela natal es muy distinta a la que la recorrió a finales de los años treinta. A la cabeza de esta guerra legal iban los herederos, que han creado una Sociedad Limitada llamada “Centenario Miguel Hernández”. No faltan en escena el Ayuntamiento de Orihuela y el de Elche, que tiene gran parte del patrimonio personal del poeta, cedido por su viuda, Josefina Manresa, disputándose ambos el legado del poeta.

lunes, 11 de enero de 2010

Creer

-En los primeros artículos de “Tinto de Verano” después de hablar de unas declaraciones en las que el Papa dijo que las vacaciones eran buenas “pensé, como mujer y como creyente que no había nada peor que un buen padre” ¿en qué cree usted?

En muchas cosas, creo en la bondad de mucha gente, necesito creer que hay gente razonable y buena, que no es agresiva ni violenta. Necesito creer que esa gente existe en mi país porque cuando tú escribes en los periódicos tienes muchos lectores, pero también tienes muchos riesgos, asumes muchos riesgos, generas amigos, muchos amigos, pero también generas enemigos. Crees, necesitas creer, que hay gente normal, razonable y sensata con la que puedes discutir de cualquier cosa.
E.L.