-¿Qué supone hoy en día tener una columna en la última de El País?
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Quisiera poner el hombro y pongo palabras
-¿Qué supone hoy en día tener una columna en la última de El País?
No hace falta ser ningún experto para saber quién era de verdad Miguel Hernández, solamente basta con leer los títulos de sus obras o sus poemas. Viento del pueblo, El hombre acecha, Oda a la higuera, Aceituneros o Campesino de España. Miguel Hernández fue un poeta del pueblo, porque del pueblo era, fue un poeta por y para la gente y la naturaleza, ante todo, porque fue persona y pastor de cabras.
No se tiene constancia en ninguna Iglesia ni Ayuntamiento del acta que da parte del nacimiento de Miguel Hernández Gilabert, pero los más apuntan que nació en Orihuela, un pueblo de la provincia de Alicante muy cercano a Murcia. Su padre “ no fue un hombre tierno” como apunta Concha Zardoya en su biografía sobre el poeta, oponiéndose siempre a la vocación de su hijo. Parece ser que le propinaba golpes que intentaba evitar la madre. En este ambiente no poco hostil, en su tierra del alma, creció el poeta, rodeado de campo y de cabras, imitando los silbos del aire.
Es esa tierra y no otra, la que pisó él con sus cabras, la misma que hoy es campo de batalla. De una batalla más silenciosa y más ladina que la que él vivió en su carne, más callada que la que le metió en la cárcel, donde no le mataron pero le dejaron morir.
La batalla que hasta hace poco asoló los campos de su Orihuela natal es muy distinta a la que la recorrió a finales de los años treinta. A la cabeza de esta guerra legal iban los herederos, que han creado una Sociedad Limitada llamada “Centenario Miguel Hernández”. No faltan en escena el Ayuntamiento de Orihuela y el de Elche, que tiene gran parte del patrimonio personal del poeta, cedido por su viuda, Josefina Manresa, disputándose ambos el legado del poeta.