“El País” publicaba hoy (un lunes, que se mire como se mire siempre será el día después) esta imagen en su primera página. Los lectores pueden pensar si no había nada más importante que el presidente de la Comunidad Valenciana conduciendo un Ferrari. Los más avispados (siendo positivos) habrán leído el siguiente pie de foto:
Francisco Camps no asistió ayer a la clausura de la convención del PP en Barcelona porque tenía compromisos de gobierno en Valencia. Pudo vérsele al volante de un Ferrari en el circuito de Cheste junto a la alcaldesa, Rita Barberá.
A mi modo de ver el pie de foto incita a una opinión clara sobre Francisco Camps, un presidente de Comunidad, supuestamente responsable, que prefiere conducir a las reuniones de su partido. Definitivamente, si aíslo la foto, no sé si pertenece a una portada, a una crítica o a un anuncio de Ferrari.
Ahora bien como este blog no pertenece a ningún periódico de información, sino que es más bien un instrumento de crítica, voy a comentar la fotografía, intentando justificar la ausencia de Camps en la convención del PP, de la única manera que se me viene a la cabeza.
A bordo de un Ferrari azul metalizado, y en medio del circuito de Cheste (tan valenciano como las falleras ,la malvarrosa o los petardos) se puede apreciar a Francisco Camps (muy solicitado por los medios últimamente, debido a su percha y al espléndido corte de sus trajes, elevándose en el mundo de la moda a la altura del mísmisimo Marichalar, soltero otra vez, y dedicado al mundo de los armarios y de lo que contienen) junto a Rita Barberá. Dicen que faltó al evento porque “tenía compromisos de gobierno”, claro, hacer una campaña turística moderna del circuito. Aunque para moderna la Barberá, que lleva unas Wide Farer rojas a lo Courtney Love. Detrás saludan Fernando Alonso (no tan Valenciano como la paella, la verdad) , Felipe Massa y el presidente de Ferrari.
Porque todo el mundo sabe que el turismo es la principal fuente de ingresos proveniente del exterior en este país, y aunque los compromisos de Partido aprieten éstos, como Dios, nunca ahogan, y siempre habrá un compromiso ineludible para reactivar la entrada de turistas.